miércoles, 1 de agosto de 2007

Dudas más comunes sobre éstos trastornos

¿Estamos frente a una enfermedad?
Ultimamente hemos observado algunas conductas que no sabemos cómo calificar.Nuestra hija está haciendo una dieta que no difiere mucho de la que hace su compañerita de la escuela.Tal vez esté menos comunicativa, no requiera compartir con nosotros las comidas o pase de-masiado tiempo en el gimnasio.Pensamos que estas actitudes de por sí no tienen por qué alarmarnos.Además, muchas veces minimizamos algunas seña-les que advertimos.No cabe duda de que preferimos que "todo esté bien" y seguimos actuando como si así fuera. En realidad, aquí bien un consejo debe tenerse en cuenta.Consultemos con un especialista. Es el camino más seguro para preservar la salud.

¿Se trata de un capricho?Esto es lo que comunmente se preguntan los padres y creen que seguramente debe ser así.Estamos ante una hija que se ha comportado siempre "como es de esperar", no ha traído problemas en casa, y ahora repentinamente tiene actitudes inespe-radas para nosotros.Ha cambiado el carácter, a veces es hostil o agresiva, y la armonía familiar se resiente.Prestemos atención a estos cambios. Observemos detenidamente su conducta.
¿Serán problemas de adolescencia?Pensamos que esta situación se revertirá con el paso del tiempo, que es sólo circunstancial.Su interés por "estar flaca" no difiere del común de las personas. Todas las chicas están a dieta."Son cosas de la salud", pensamos. ¿Por qué no colaborar entonces preparándole la "comida especial" que nos pide?.Nos evitaremos disgustos y la complaceremos.¿Qué tiene de malo?La dieta es la puerta de entrada a la enfermedad- No la abra.
¿Qué hice mal para que ésto pasara? ¿Quién tiene la culpa?
Hemos llegado al punto en que la situación es casi insostenible. No sabemos qué nos pasa, qué le pasa a nuestra hija, a nuestra familia.Pensamos que todo es un caos, pero no sabemos qué nos pasó.Entonces nos preguntamos ¿Qué hicimos mal?, ¿Dónde fallamos?. No se atormente, reflexiones, usted es un buen padre y ha hecho lo mejor que ha podido.No se sienta culpable. Busque ayuda especializada.
Si hablo con mi hijo, ¿Entenderá y cambiará de actitud?
Este es uno de los últimos intentos por revertir la situación. Lamentablemente no da resultado.Nuestro hijo no reconoce estar enfermo, no tiene conciencia de enfermedad, por lo tanto, no quiere curarse.No debemos esforzarnos en este sentido.El mejor camino es buscar una solución efectiva.Volvemos entonces a l primer consejo.Consultemos con un especialista. Es el camino más seguro para preservar la salud.
La detección temprana
¿Es mi hijo anoréxico?En general los padres nos preguntamos si algunas conductas de nuestros hijos son en realidad "caprichos de adolescentes", si obedecen "a una crisis de crecimiento" o si "son comunes a todos los chicos".Muchas veces no asociamos algunas actitudes que aisladamente no son importantes, pero que en su conjunto pueden conformar una Patología Alimentaria grave: la "ANOREXIA NERVIOSA".Resumiremos brevemente algunas alteraciones físicas que la enfermedad produce, actitudes frente a la comida típicas del anoréxico, y también conductas sociales propias de la enfermedad.Es oportuno señalar que quienes padecen Anorexia Nerviosa no reconocen estar enfermos, tienen un miedo intenso a aumentar de peso y "se ven" gordos.Estas tres razones básicas se potencian y dan como resultado una obsesión por adelgazar que no tiene límites.Es necesario entonces aprender a detectar la enfermedad.No olvidemos que conocer la Anorexia Nerviosa y el sufrimiento de quienes la padecen es el primer paso para combatirlas.
¿Hay un bulímico en casa?
La BULIMIA NERVIOSA es una enfermedad que ha sido llamada " el secreto que mata".Es muy difícil detectarla ya que en la mayoría de los casos no existe un bajo peso significativo que nos llame la atención, como en el caso de la Anorexia Nerviosa.Las conductas patológicas "altamente secretas" de los que la padecen no permiten percibir con facilidad una señal de alerta que nos indique una posible enfermedad."El comer a escondidas" nos impide contactar un acto de voracidad."El atracón" es una conducta que se practica en soledad.El abuso de laxantes, diuréticos o anorexígenos también se oculta.Pero ¿quién detecta estas conductas?.El bulímico nos esconde su proceder. frente a nosotros come normalmente o hace dieta, entonces, estamos fuera de su problema, lo desconocemos y en consecuencia, no podemos brindarle ayuda.Debemos entonces convertirnos en agudos observadores, prestar atención a mínimos detalles que pueden ser reveladores, debemos aprender a detectar la bulimia.No olvidemos que la detección temprana facilita la recuperación.Nuestro consejo ha sido claro y lo repetiremos toda vez que sea necesario:"Consultemos con un especialista".Este es sin duda el camino más seguro, pero ¿qué es lo que debemos observar para descubrir la enfermedad?. [...]


fuente : http://www.aluba.org/aluba/fr-aluba.html

ALUBA


asociación de lucha contra la bulimia y anorexia

( http://www.aluba.org/ )

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Sabemos que las pautas culturales han determinado que la delgadez sea un sinónimo de éxito social.Muchos de nuestros jóvenes luchan por lograr "el físico ideal", motivados por modelos, artistas o por la publicidad comercial.Muchos de ellos creen sinceramente que "el mundo es de los flacos".Otros, cuyo peso natural excede el standard de delgadez que la sociedad impone, se deprimen, se autocritican y se sienten perdedores y desvalorizados.

"Ser flaco es sinónimo de éxito" o "si soy flaco todo será más fácil", es lo que la mayoría cree firmemente y esto hace que todos los esfuerzos se centren en una "dieta mágica". [...]


más información en la página dada.
Bulimia y anorexia: también son transtornos masculinos

Aunque se suele pensar que son patologías casi exclusivas de la población femenina, la anorexia y la bulimia también afectan a los adolescentes varones. Se calcula que hasta un 0,4 por ciento de los chicos pueden sufrir trastornos de la conducta alimentaria en nuestro país.
Miguel Castillo 31/05/2004
Los trabajos epidemiológicos revelan que hay 10 mujeres por cada varón con trastornos de la conducta alimentaria. Esta relación se ha mantenido desde los primeros trabajos realizados en torno a la
anorexia y la bulimia, aunque según explica Pedro Ruiz, psiquiatra infanto-juvenil del Hospital de Zaragoza, si se tiene en cuenta la población con riesgo de sufrir estas patologías, la diferencia entre ambos sexos es menor. Un estudio realizado en Aragón en 1997 revelaba que el 16 por ciento de las mujeres adolescentes en Zaragoza presentaba riesgo de sufrir algún trastorno de la conducta alimentaria, frente al 3 por ciento de los varones, lo que arroja una relación de 5 chicos por cada chica. “Tanto hombres como mujeres están sometidos a la presión ambiental y cultural de una sociedad donde se rinde culto a la imagen y la delgadez. Los varones también tienen cierto malestar respecto a su cuerpo, quieren estar delgados y por eso los podemos considerar población de riesgo”. No obstante, a la hora de adelgazar, los varones se suelen decantar por el ejercicio físico mientras que las chicas optan por la dieta, que es el principal factor de riesgo de anorexia. Esto explica que la diferencia en casos diagnosticados sea mayor entre ambos sexos. Además, como indica Ruiz, hay factores biológicos que juegan en contra de la mujer.

Dieta y cerebro“Las dietas alteran la secreción de serotonina en el cerebro de las mujeres, pero no en el del varón, lo que las pone en una situación de peligro mayor”. La serotonina es una sustancia química presente en el cerebro que interviene en la regulación del humor y el comportamiento, cuya baja producción está implicada en la aparición de depresión y otros trastornos psiquiátricos. Las dietas bajas en calorías no tienen este efecto sobre el cerebro masculino. Como explica el experto la edad de riesgo es la misma para ambos sexos, situándose entre los 14 y los 25 años. “Los estudios realizados en adolescentes nos muestran que el mayor número de casos de anorexia diagnosticados se sitúa a los 16 años, mientras que en la bulimia el pico máximo está tres o cuatro años después, a los 19 ó 20 años”. Aunque los especialistas han intentado buscar rasgos diferenciales en la anorexia masculina, se han encontrado muy pocos. Uno de ellos es que es más frecuente la existencia de antecedentes de obesidad o sobrepeso en los varones con trastornos de la conducta alimentaria que en las mujeres con estos problemas. Además, como apunta Ruiz, parece que la aparición de estas patologías en chicos puede influir la orientación sexual.

Factor en discusión“Aunque aún hay pocos datos de casos de anorexia y bulimia en varones, parece que estas enfermedades son más frecuentes entre homosexuales y bisexuales que en la población masculina heterosexual”. Según el psiquiatra, que indica que este factor de riesgo se está discutiendo actualmente, esta mayor frecuencia no se observa en mujeres homosexuales. Entre hombres sí se observa con mayor frecuencia la vigorexia (también denominada dismorfia muscular o anorexia inversa), una alteración encuadrada dentro de los trastornos alimentarios. “Las personas con vigorexia pasan muchas horas en el gimnasio y toman anabolizantes. El problema es que nunca se ven lo suficientemente musculosos”. Además de a la propia imagen corporal, la vigorexia también afecta a la alimentación. Es mucho más frecuente entre los varones, aunque quizás sólo se deba al hecho de que hay más hombres culturistas que mujeres

fuente : http://www.dmedicina.com/edicion/diario_medico/dmedicina/hombre/es/desarrollo/983224.html